¿Alguna vez has criticado a cierto DJ por producir un género diferente al que produjo por años? Yo sé que sí, pues pareciera que tenemos un cierto rechazo natural a lo diferente, cuando realmente no podríamos estar más equivocados. La mayoría de los que comenzamos a sumergirnos en el mundo de la música electrónica lo hicimos en nuestra adolescencia, etapa en donde además de escuchar la música de moda nuestros oídos comenzaron a formar cierto tipo de gusto musical.
La música electrónica nació como un experimento con un montón de máquinas y aparatos que nadie entendía y de los que nadie creía pudiera salir una nota musical. Esa es la base de nuestra escena, esa es la base de todo subgénero de la música electrónica: Atreverse a probar algo nuevo. ¿Te imaginas que la música se hubiera quedado estática? Tal vez los artistas tocarían ritmos tribales más sofisticados o la industria sería algo demasiado limitado debido a que toda la música estaría compuesta por los mismos instrumentos de hace siglos.
Lo cierto es que gracias a inventores maravillosos como Robert Arthur Moog, el creador del primer instrumento musical electrónico, la música dio un giro de 180° y pudimos escuchar sonidos que nadie creyó que pudieran existir, comenzamos a escuchar sonidos raros con bastante ritmo que aunque por no haberlos escuchado antes, no sabíamos exactamente qué significaban, pero definitivamente algo movían en nuestro interior. La música desde ese entonces dejó de tener límites, comenzó a tener el mismo alcance que tiene nuestra imaginación.
Es justamente lo que sucede día con día con los artistas que hacen nuestra escena, que si bien algunos hacen música por generar dinero (porque ese justamente es su trabajo, hacer música y vivir de ella), muchos artistas experimentan y se sumergen en otros géneros musicales, porque no pueden dejar de imaginar y de pensar en cómo sonaría tal o tal sonido, su mente hace música todo el tiempo y como todos sabemos, no siempre pensamos igual, así que su cerebro comienza a interpretar el mundo desde un género diferente.
¿Qué serían de los sets de Deorro sin Los Tucanes de Tijuana? ¿Te hubieras imaginado brincar con una canción de Vicente Fernández tal y como lo hiciste con el remix de Steve Aoki? Definitivamente los géneros musicales se hicieron para convivir unos con otros, para complementarse, porque a final todos y cada uno buscan un mismo objetivo: Unir a las personas. Cada vez que un artista experimenta saliendo de su zona de confort es un acto digno de aplaudir, pues sabe que se arriesga sin si quiera saber si “va a pegar” lo que está haciendo o si a la gente le aburrirá tanto que caminará lejos del stage en donde se está presentando, ¿Por qué no darle la oportunidad de jugar con los sonidos?
Todos en algún momento nos arriesgamos a probar algo nuevo, como escuchar a un artista que jamás habíamos escuchado, ir a un escenario donde está tocando un DJ que definitivamente “no te gusta” y solamente por haber decidido escuchar un solo género de música e incluso ir a un concierto donde se presenta un DJ al que jamás hubieras escuchado si hubiera sido tu elección.
La música es riesgo y como tal debemos tomarlo, pues lejos de perder, ganamos sumamente enriquecedor que es conocer más allá de lo que escuchamos día con día. Comencemos a darle la oportunidad a nuevos géneros, a nueva mezcla de ellos, a la música de los artistas que jamás pensamos escuchar por gusto, a los artistas que se atreven a fusionar géneros que quizá pensamos “no tienen nada que ver”, porque después de todo la música es un lenguaje y entender más de uno será siempre interesante.